BIODANZA SRT® es un sistema de integración afectivo-motora que permite la educación del movimiento y la libre expresión del individuo mediante la propuesta de una amplia gama de danzas a través de las cuales se proponen diferentes vivencias.
Gracias al efecto conductor de la música y de las posibilidades expresivas y relacionales de la danza y el juego, las personas de cualquier edad tienen la oportunidad de relacionarse de una manera más sana consigo mismas, con su cuerpo, con el mundo y con los demás.
No se trata de aprender a bailar, sino de disponer de una espacio amoroso de contención, cuidado y respeto donde poder expresarnos tal como somos, contactar con nuestros potenciales genéticos, instintivos, creativos, emocionales y trascendentes.
Biodanza trabaja con 5 líneas de vivencia, que recogen las potencialidades genéticas y las aspiraciones vitales de todo ser humano.
Vitalidad: salud, ímpetu vital, alegría
Sexualidad: placer sexual y reproducción
Creatividad: innovación, creación, fantasía
Afectividad: amor, amistad, altruismo
Trascendencia: Vínculo con la naturaleza, sentimiento de pertenencia al universo, estados de expansión de consciencia
Con progresividad y de manera gradual, a su propio ritmo, el/la practicante de Biodanza conquista nuevos espacios vitales y ve aumentar su calidad de vida simplemente por el hecho de contactar a través de la danza y del grupo con la vida, el disfrute y la alegría de vivir.
CÓMO SE DESARROLLA UNA CLASE DE BIODANZA
El grupo regular de Biodanza se reúne semanalmente para una sesión de entre 1.45 o 2 horas
La clase tiene dos partes bien diferenciadas
1 – El Relato de Vivencia
2 – La Vivencia o parte danzada
El relato de vivencia, es un encuentro sentados en círculo que dura aproximadamente unos 45 minutos. Se trata de un lugar de expresión verbal, un espacio de contención afectiva donde todos se sienten libres de expresar, desde la palabra emocionada, lo que necesitan expresar respecto a su experiencia con la sesión anterior o sobre su momento vital. No hay diálogo. Aquí aprendemos a escuchar y a escucharnos, se favorece la recepción y el reconocimiento del otro. El facilitador/a también puede hacer su relato y aportar aspectos relacionados con la pedagogía de la Biodanza.
La vivencia (o parte danzada) Aquí la palabra desaparece y entramos de lleno en un espacio privilegiado de experimentación de la vida a través del placer de la danza, el movimiento, la caricia, el abrazo y/o el juego.